Llegó el acuerdo entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. Y con él, el desbloqueo de la investidura del hasta ahora presidente en funciones y candidato, al que le quedaban solo dos semanas para eliminar flecos y llegar, finalmente, a un pacto para conformar su Gobierno de coalición.
El desencadenante: el acuerdo con Junts. Las negociaciones se han cerrado esta noche en Bruselas tras un proceso ralentizado en la última semana, justo después de que el socialista se diera la mano con el presidente de Cataluña y portavoz de ERC, Pere Aragonés, para sellar un acuerdo por una futura ley de amnistía que ha provocado fuertes tensiones políticas y manifestaciones ante las sedes del PSOE.
Los pactos de Sánchez con los independentistas catalanes le han llevado más tiempo de lo que el propio PSOE esperaba. Hace tan solo cinco días, la Mesa del Congreso, con la mayoría de PSOE y Sumar y la abstención del PP, habilitaba todos los días para poder celebrar plenos, incluidos festivos y fines de semana, hasta el próximo 27 de noviembre, fecha en la que, si no hubiera Gobierno, el rey Felipe VI disolvería las Cortes y se convocarían unas nuevas elecciones generales.
El calendario se despeja ahora para Sánchez, que tendrá que dar un paso al frente con todos los apoyos necesarios antes de ese próximo 27 pese a que ya cuenta con el sí de Sumar, EH Bildu, BNG, Junts y ERC. Solo faltaría el apoyo de PNV para cerrar la suma necesaria de 176 votos para que sea investido. La formación liderada por Ortuzar continúa negociando.
La semana pasada, fuentes socialistas apuntaban a que la investidura del socialista se podría producir, si no hubiera contratiempos, al inicio de la próxima semana: lunes y martes. Este jueves se ha conocido que podría ser a mediados de la misma y que saliese en primera votación.
Ahora, habrá que esperar a que las partes presenten el acuerdo, dando carpetazo a un horizonte electoral, que habría sido fijado el 14 de enero de 2024.
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