En la gran mayoría de los casos, la vida siempre da una segunda oportunidad y Rhamon da Silva Bandeira la ha aprovechado al máximo tras haber pasado un año y medio privado de su libertad después de cometer un asalto a mano armada. En estos momentos, el brasileño busca reintegrarse en la sociedad como enfermero y árbitro de fútbol, actividades que realiza con una tobillera electrónica que vigila a presos en libertad condicional.
"En noviembre de 2021, por causa de la dependencia con las drogas, busqué lo que pensaba que sería una solución rápida a mis problemas y me hundí aún más", confesó el colegiado sobre su detención por asalto. Casi dos años después de ingresar en prisión, Rhamon reconoce que está totalmente reinsertado y trabaja cada día sobre el terreno de juego para sacarle tarjeta roja a la delincuencia. "Hoy soy libre, puedo vivir en sociedad y disfruto haciendo lo que más me gusta: la enfermería y el arbitraje", añadió el carioca.
Para recobrar esa libertad y seguir respondiendo al proceso de reinserción fuera de las rejas, el árbitro está obligado a llevar siempre la tobillera de arresto domiciliario y a seguir cumpliendo con unas restricciones de movimiento impuestas por la justicia, como la retirada del pasaporte que le impide salir de la ciudad.
Cuando tiene que arbitrar por las noches, necesita un permiso especial para retrasar su 'toque de queda', y aunque no esconde a nadie el aparato de monitorización policial, reconoce que ha sentido prejuicios por parte de algunas personas.
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