Unos 300 militantes de ERC han firmado un manifiesto en el que piden una “renovación general de la cúpula dirigente” para reconducir el partido hacia un modelo “más coral, colectivo, transparente y con más participación de la base”.
El texto, avanzado por Nació, está firmado por la vicepresidenta del Govern, Laura Vilagrà; los consellers Roger Torrent, Ester Capella, Natàlia Garriga, David Mascort, Meritxell Serret y Manel Balcells; el viceconseller de Comunicación Sergi Sabrià, y los exconsellers Teresa Jordà o Alba Vergès, entre otros nombres fuertes del partido, senadores y cuadros territoriales.
El manifiesto no cita nombres, pero sí apunta que esta transformación debe comenzar inmediatamente y con la vista fija en el Congreso Nacional del 30 de noviembre. El texto se publica justo un mes después de la reunión ejecutiva extraordinaria que acabó con el anuncio de la dimisión temporal del presidente de ERC, Oriol Junqueras, que pretende renovar el apoyo de las bases durante ese congreso y retornar al cargo. La secretaria general, Marta Rovira, que quedó a cargo de las negociaciones para la investidura tras la renuncia de Pere Aragonès, anunció que dejaría su puesto después del 30 de noviembre.
Ni Junqueras ni Rovira han firmado el manifiesto, pero los promotores del texto -que, subrayan, sale de las bases- desean que los dos cargos “hagan suyo el manifiesto para cerrar este debate de nombres y empezar a trabajar para la nueva ERC que necesita este país”, tal como ha dicho en una entrevista en Catalunya Ràdio el alcalde de Moià y miembro de la ejecutiva nacional, Dionís Guiteras.
Por otro lado, el manifiesto ha despertado críticas en el sector 'junquerista' del partido. El exdiputado Joan Tardà ha criticado el texto y ha asegurado que la renovación del partido “no exige necesariamente tirar a Puigdemont a la papelera”. Así lo ha dicho en una publicación en X que ha sido retuiteado por Gabriel Rufián.
El manifiesto asegura que el país “ha cambiado” y que hace falta una reflexión “urgente”, “profunda” y la entrada de “aire fresco”. Por ello, pide una “transición tranquila” y con “generosidad”.
Tras los malos resultados del 12M y las diferentes dimisiones en la cúpula del partido, la pugna por la renovación del liderazgo ha provocado diversos movimientos, en plenas negociaciones para la investidura del próximo presidente de la Generalitat y en la conversaciones para ampliar el gobierno de la ciudad de Barcelona.
Por un lado, Junqueras no sólo aspira a renovar el cargo de presidente del partido, sino que también se ve con fuerzas y apoyos para volver a ser cabeza de lista una vez la amnistía se lo permita. El expresidente considera que Marta Rovira es responsable del desgaste del partido durante los últimos años, mientras que él se desvincula tanto de los éxitos como de los fracasos del Govern de Aragonès. De hecho, Junqueras asegura que no ha tomado partido en decisiones como el avance electoral o los miembros de las listas electorales o de la ejecutiva nacional.
En cambio, el sector más próximo a Rovira y a Aragonès asegura que fue Junqueras quien vetó algunos nombres para las listas del 12M. Ambos han señalado que no quieren tener ningún cargo en el futuro del partido.
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