Cuarenta, cincuenta e incluso cien. Los números se han ido inflando conforme ha pasado el tiempo y se ha ido difundiendo la creencia de que los esquimales tienen múltiples palabras para referirse al color blanco. Sin embargo, esto es solo un mito.
Así lo sostienen diversas investigaciones, pero también una tuitera que recientemente ha vuelto a traer el tema a la palestra tras contestar a un creador de contenido.
La usuaria, que acostumbra a hacer divulgación sobre historia, lingüística y otras curiosidades, citó a otro famoso divulgador, arqueólogo y artista, PutoMikel. Él hizo un vídeo hablando de cómo se describían los colores en la antiguedad, desde "el mar del color del vino" hasta las "ovejas violetas" de las que hablaba el escritor griego Homero.
Sin embargo, esto no se trataba de daltonismo, sino de la escasez de palabras para hablar de colores que tenían entonces, algo que al llegar a nuestro lenguaje hace que cree confusión. Y, para hablar de este asunto, utilizó como ejemplo las "50 palabras para blanco" de los inuit, pueblos de las regiones árticas de América del Norte también llamados esquimales.
Ante esta afirmación, una tuitera quiso matizar esta afirmación y desmintió el mito, no sin antes aclarar que es muy fan de PutoMikel y simplemente se habrá equivocado porque no es su especialidad, además de que es una creencia muy extendida.
Este asunto se originó en 1911, cuando el lingüista y antropólogo alemán Franz Boas habló en su libro Handbook of North American Indians de las cuatro palabras que tienen los esquimales para referirse a la nieva, dependiendo de su estado.
"Encontramos una palabra, aput, que expresa nieve sobre el suelo; otra, qana, nieve cayendo; una tercera, piqsirpoq, nieve a la deriva; y una cuarta, qimuqsuq, nieve arrastrada por el viento", reza el texto, traducido por Álvaro López en El Definido. De hecho, las palabras del escritor comparan esto a las palabras que tenemos para referirnos al agua: lago, que es una acumulación de agua, lluvia, rocío, ola, espuma...
En 1940, el filósofo americano Benjamin Lee Whorf utilizó este documento en su artículo Science and Linguistics para hablar de cómo el lenguaje condiciona la forma de percibir el mundo, pues "para un esquimal, una palabra tan general (para la nieve) sería casi impensable".
Whorf habló de cinco términos y, pasados los años, otros documentos y estudios citaron este tema hablando de tres o incluso de más. Carol M. Eastman dijo en su Aspects of Language and Culture de 1975 de "muchas palabras"; y, en 1978, "cincuenta" fueron las que mencionó Landford Wilson en The Fifth of July.
Cuarenta o cincuenta son el estándar del mito, que habla de las palabras de la nieve o del color blanco, pero también se ha llegado a decir cien o doscientas en distintos medios de comunicación. Pero esto no es cierto, empezando por el lenguaje esquimal o inuit, que no existe: "Esquimal es una palabra peyorativa que se utiliza para hablar de todos los pueblos nativos americanos del norte de Canadá", señala la tuitera en cuestión.
Por tanto, estas tribus no tienen una única lengua, tal y como se puede ver en el mapa compartido por la usuaria. Más allá de esto, es posible que la confusión venga del aglutinamiento, característica gramatical que tienen lenguas como el euskera o el alemán que consiste en unir términos para crear nuevas palabras.
Sprachwissenschaft, que significa "lingüística" en alemán, viene de sprache (lenguaje) y wissenschaft (ciencia); es más, wissen es sabiduría, y schaft es un sufijo que se traduce como "cualidad de".
Por ello, puede que estos autores hayan confundido el aglutinamiento de la palabra "nieve" de algunas lenguas inuit con palabras nuevas. Aun así, no hay que remitirse a este comentado idioma esquimal para hablar de este asunto, pues ya en el castellano tenemos varias palabras: copo, avalancha, aguanieve, alud, granizo...
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