Con capacidad de albergar hasta tres toneladas de droga y alcanzar los 60 nudos, las 'narcolanchas' del Estrecho cuentan con cuatro motores y están pensadas para ser inalcanzables por la Guardia Civil. Aunque eso suponga pasar días y noches enteras en alta mar.
Como además, el negocio del narcotráfico requiere muchas horas de espera hasta encontrar la oportunidad perfecta para poder pasar la droga de un país a otro, a menudo los narcotraficantes levantan campamentos sobre el mar: tiendas de campaña, sacos de dormir y hasta sombrillas para protegerse del sol.
'Guarderías' en alta mar
Su fabricación, reparación, transporte, o navegación está prohibido desde 2018, y desde entonces, las 'narcolanchas' podían ser incautadas incluso cuando fueran detectadas amarradas al puerto. Este es, quizás, otro de los motivos por los que los narcotraficantes fondean en aguas internacionales hasta que reciben el aviso para moverse. Allí pueden pasar varios días.
Además, son precisamente estos copilotos y pilotos de 'gomas' quienes mejor pagados están dentro de las redes del narcotráfico del Estrecho, alcanzando hasta los 15.000 euros por viaje.
Sin recursos para combatirlos
La tragedia ocurrida en Barbate (Cádiz), donde dos guardias civiles perdieron la vida tras ser embestidos por una 'narcolancha' en el mar, en una operación contra el narcotráfico, ha puesto el foco en los medios de los que dispone la Guardia Civil para este tipo de operaciones.
Los agentes fallecidos navegaban en una zódiac de apenas cinco metros de eslora, una embarcación muy limitada respecto a los medios con los que cuentan los narcotraficantes, porque, según explican desde Jucil, "las seis patrulleras del Servicio Marítimo" de las que dispone la Guardia Civil en Cádiz "estaban averiadas".
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