El fin político de Pedro Sánchez pareció asegurado en octubre de 2016, tras aquella noche de cuchillos largos en la que el sector ‘susanista’ destrozó a la imberbe corriente ‘sanchista’. "Ha sido un orgullo y un honor, y anuncio mi dimisión", dijo entonces, pero nada acababa. Era el comienzo de una historia increíble: ámenlo u ódienlo, pero reconozcan el mérito del político español con la mayor capacidad de supervivencia que nunca vimos. Aquel que sostuvo que "no dormiría tranquilo" con ministros de Podemos, el mismo que prometió que "no pactaré con Bildu" y que traería a España a Puigdemont "para ponerlo ante la justicia", fue elegido presidente de Gobierno por tercera vez, fiel a la doctrina de Maquiavelo: ‘El fin justifica los medios’. Feijóo, resignado, se lo recordó el miércoles: "No tiene usted límites".
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