Son los primeros entrenamientos de la séptima carrera del curso en la F1 y surge una esperanza, mínima tal vez, para todos los amantes de este deporte y los 19 pilotos que saben que no ganarán el Mundial este año. Max Verstappen, el que nunca comete errores, se sale dos veces de la pista en menos de una hora de rodaje. Hay que hacer memoria para descubrir algún fallo de Verstappen durante la la temporada pasada, con sus sesiones de libres, carreras al esprint, clasificaciones y carreras de domingo. Y casi no salen. En Ímola el neerlandés hizo dos. En el primer resbalón, mediada la sesión, se le escapó el control del Red Bull en la chicane de la variante alta y atravesó la hierba sin dañar el auto. Ya había advertido, como suele hacer en cada entrenamiento, que «no tengo agarre en la curva 11, es un desastre». En el segundo enganchón el holandés salvó el accidente con pericia, porque se fue a la tierra al pasarse de frenada en un giro. Venía con el mejor tiempo, para hacer vuelta rápida, y se lo impidió el fallo. Según comentó Pedro de la Rosa, la influencia del viento fue determinante en estos errores de Verstappen y en el de otros pilotos, como Hamilton, quien también se salió dos veces, Alonso, que tuvo una salida, o Albon, que provocó una bandera roja. Por el viento o por otros motivos, la sesión tuvo picante y condimento, sobre todo si se tiene en cuenta que Verstappen no se paseó como acostumbra. El circuito de Ímola se llama Enzo y Dino Ferrari. Es territorio del 'cavallino' y hasta aquí, unos kilómetros al sur de su sede en Maranello, Ferrari aporta las principales evoluciones en su monoplaza. Quieren ganar, o al menos intentarlo en casa. Para empezar, y sin que signifique mucho, Charles Leclerc marcó el menor tiempo en los entrenamientos, con Carlos Sainz tercero a una décima. Fernando Alonso terminó décimo, a ocho décimas del monegasco.
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