Tras La guerra del planeta de los simios, entrega que supuso el adiós del director Matt Reeves (The Batman), Wes Ball (El corredor del laberinto) firma El reino del planeta de los simios, cuarto filme del reboot de la saga primate que comenzó con El origen del planeta de los simios en 2011.
Con Andy Serkis definitivamente fuera de escena, es Owen Teague (It) el protagonista motion capture de un filme en el que también vemos a Freya Allan (The Witcher) en el rol de un personaje humano. Kevin Durand, William H. Macy, Lydia Peckham y Travis Jeffrey también tienen roles destacados en este capítulo del serial iniciado con El planeta de los simios en 1968.
Crítica de 'El reino del planeta de los simios'
Es poco común que un blockbuster use el silencio como su arma más poderosa. Y, sin embargo, Matt Reeves se apuntó ese tanto, no una, sino dos veces: tras la puesta en marcha de El origen del planeta de los simios (Rupert Wyatt, 2011), el futuro director de The Batman obtuvo las dos mejores entregas del reboot apoyándose tanto en las capacidades de Andy Serkis como en una narrativa que optaba por la contención en lugar de por el bombardeo.
Tras un cierre tan redondo como La guerra del planeta de los simios, lo más sensato hubiese sido cerrar el quiosco y dejar a los primates a solas con su futuro. Pero, tras la compra de Fox, Disney quería sacarle partido a una de sus nuevas IP, con lo que al director de El corredor del laberinto (una de las sagas más dignas del young adult) le ha tocado seguir adelante con la historia.
Y, aunque Wes Ball afronte su tarea con dignidad, el resultado no es el mismo. Basta comparar el comienzo de El reino... con el de sus predecesoras para saberlo: allí donde este capítulo recurre al flashback y al texto explicativo, las películas de Reeves se apoyaban en el mero poder de las imágenes para establecer el cómo, el quién y el porqué de su relato. Con resultados muy superiores en términos narrativos, y también con un poder de fascinación que la nueva cinta no consigue alcanzar.
Desde esta perspectiva, es normal que uno acabe sintiéndose incómodo al comprobar cómo esta nueva entrega tira en exceso de los diálogos, un vicio del que hasta ahora el reinicio se había librado. Diálogos en inglés, para colmo, con lo que molaba ver a los simios expresándose a base de lengua de signos y, sobre todo, de miradas que valían por mil palabras.
No es que El reino... carezca de interés: todo lo contrario. Para quienes seguimos las aventuras de César (Serkis) , es desolador ver cómo sus logros han acabado pervirtiéndose con el paso de los siglos, cayendo en esa deriva autoritaria de la cual el héroe (a medias Moisés, a medias Arturo) huía dolorosamente a lo largo de tres películas. Pero oye, El planeta de los simios nunca ha sido una saga a la que uno recurre para alegrarse el día.
Asimismo, los nuevos personajes tienen atractivo y carisma, y uno se queda con ganas de saber más sobre ellos, tanto si tienen dos manos como si tienen cuatro. Algo que incumbe sobre todo a una Freya Allan que, llegada la segunda parte de la historia, transita la cuerda floja entre la antiheroína y la antivillana.
Que nadie se preocupe, porque esto último llegará: está claro que habrá secuelas a poco que la taquilla se porte bien. Y, por disfrutables que estas sean, El reino... hace sospechar que les faltará algo de la antigua magia. Algunos echaremos de menos el silencio.
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