El planteamiento de Oppenheimer estaba destinado a levantar ampollas. Christopher Nolan quería centrarlo en el padre de la bomba atómica, y Hollywood ha celebrado con creces su esfuerzo. Es la última gran ganadora de los Oscar: se ha llevado Mejor película, Mejor dirección, Mejor actor para Cillian Murphy y Mejor actor de reparto para Robert Downey Jr., entre otros galardones, a lo que hay que añadir una gran recaudación en taquilla marcada por la coincidencia en cines de Barbie.
Este verano dicha coincidencia condujo al fenómeno Barbenheimer, marcado por la diversión y los memes… y haciendo aún más delicada la situación. Porque claro, Oppenheimer describe la trastienda de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki hace 79 años, conduciendo al final definitivo de la Segunda Guerra Mundial al tiempo que a la muerte instantánea de 100.000 civiles japoneses más la de otros miles en días siguientes por la radiación. Que de repente Warner Bros. anduviera compartiendo memes con la muñeca de Mattel sentó mal a las autoridades japonesas, y la major tuvo que emitir una disculpa.
Entretanto, parecía difícil que contando lo que contaba Oppenheimer fuera a ser bien recibida en Japón. Ha costado encontrar distribución, pero finalmente ha ocurrido ocho meses después de que la película se estrenara en EE.UU., y hay reacciones para todos los gustos. Hollywood Reporter se hace eco de algunas de ellas, que combinan la emoción con cierto desdén hacia el enfoque del director de El caballero oscuro.
Toshiyuki Mimaki sobrevivió al bombardeo de Hiroshima cuando tenía 3 años y ahora lidera un grupo de víctimas de la bomba atómica. La película le emocionó mucho, y se lamentó de la suerte de su país en la Segunda Guerra Mundial diciendo “¿En qué estaban pensando los japoneses, llevando a cabo el ataque a Pearl Harbor, iniciando una guerra que nunca podrían esperar ganar?”.
Le desconcertó, eso sí, el aspecto más comentado de la película, como es el hecho de que la destrucción de Hiroshima y Nagasaki nunca llegue a aparecer en pantalla: todo está narrado en exclusiva desde el punto de vista de Oppenheimer.
“Durante toda la película estuve esperando y esperando a que saliera la escena del bombardeo de Hiroshima, pero nunca pasó”, dijo Mimaki. El ex alcalde de esta ciudad japonesa, Tadashi Hiraoka, se ha mostrado más duro con Oppenheimer. “Desde el punto de vista de Hiroshima, el horror de las armas nucleares no se ha representado lo suficiente. La película se ha hecho de forma que valide la conclusión de que la bomba atómica fue utilizada para salvar las vidas de los estadounidenses”.
Kazuhiro Maeshima es un académico especializado en política estadounidense, y cree que el film quiere aliviar la conciencia de este país tras haber impulsado esta masacre. “Quienes esperen una película antibelicista pueden sentirse decepcionados. Pero la narración de la historia de Oppenheimer en una superproducción de Hollywood habría sido impensable hace varias décadas, cuando la justificación de las armas nucleares dominaba los sentimientos estadounidenses. La obra muestra unos Estados Unidos que han cambiado radicalmente”.
“Esta película puede servir como punto de partida para abordar la legitimidad del uso de armas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, así como las reflexiones de la humanidad, y de Japón, sobre las armas nucleares y la guerra”, añade el abogado Hiroyuki Shinju. Esta ambivalencia del público japonés con respecto a Oppenheimer muestra afinidad con lo que dijo Takashi Yamazaki en los Oscar: la gala que aupó a la película de Nolan también le dio un premio a Mejores efectos visuales a Godzilla Minus One, que dirigía Yamazaki.
Lo curioso, claro, es que Godzilla Minus One nace del trauma atómico en Japón (como nació originalmente Godzilla). Así que Yamazaki, aun apreciando la película de Nolan, afirma que “Japón debe dar una respuesta a Oppenheimer. Algún día me gustaría ver esa película”.
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