
A nadie en el sector del arte se le olvida la desagradable situación que Marina Vargas vivió hace unos años con un destacado agente del arte español que acabó en un juicio por abuso de poder tras una denuncia. No se le olvida a ella todo lo que vino después: desacreditaciones, silencios, vacíos (también apoyos) y hasta un cáncer, que no desvincula del estrés sufrido esos años. Su regreso a la galería Fernando Pradilla es entendido por la granadina como una experiencia catártica con el que cierra un ciclo y con el que da voz –metiéndolo en la institución artística– un tema que nunca se debió acallar. Ni en ella, ni en muchas otras. Noticias Relacionadas estandar No ARCO 2024... Ver Más
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