"Y fuiste a un concurso que se llamaba Tú sí que vales, ¿no?", pregunta Penélope Cruz a Rosalía en una conversación para Vogue. "Sí, a los 13 años yo ya sabía que quería cantar y estar en el escenario. Tenía esa inquietud, pero no sabía muy bien cómo abrir el melón porque en mi casa nadie se dedicaba a nada que tenga que ver con la industria. Entonces vi que había un casting en Barcelona y me salté el colegio ese día para ir con una amiga. Y conseguí entrar en el programa. Fue una experiencia y aprendí mucho, porque me di cuenta de que te tienes que preparar un montón, así que fue una lección de humildad", contesta Rosalía a Penélope. Su honestidad se lee en cada palabra.
Aunque su paso por Tú sí que vales suele poner más el foco de la ofensa en aquellos que rechazaron a Rosalía. ¡Cómo osaron! Quizá porque en tiempos de abreviaturas en redes sociales buscamos verdades absolutas, fáciles e inamovibles. Y en la vida poco es absoluto, fácil e inamovible.
El jurado de aquel talent show hizo un 'next' en toda regla a Rosalía. Allí estaba Javier Sardá, Noemí Galera o Ángel Llàcer, que recalcó que la concursante había "desafinado regularmente durante el tema". Tenían razón. Fue eliminada, claro. Aunque ella en la grabación evidenció el carácter que permite continuar avanzando. "He intentado hacer todo, cantar, bailar e interpretar. He intentado hacerlo posible".
Nada más era un comienzo. Al final, lo bonito de aquella primera vez en televisión de una novata Rosalía es que la gente cambia, evoluciona, aprende. Un día lo puedes hacer fatal y otro ser la mayor artista de España. En un mundo en el que parece que todo nos lo jugamos a una única oportunidad porque hemos escuchado en demasiadas ocasiones esa frasecilla de que 'el tren pasa sólo una vez', en realidad la vida se va ensayando a poquitos. Lo delata el paso de Rosalía en Tú sí que vales.
Rosalía tenía claro qué quería ser y persistió en las sensibilidades hacía las que pretendía avanzar. Ahora cuenta aquel rechazo televisivo a Penélope Cruz como una anécdota práctica. Porque los artistas más talentosos también tuvieron que empezar con ese nervio que tambalea las rodillas. Porque nadie acierta siempre. Porque ninguno hacemos lo que queremos, hacemos lo que podemos. Pendemos del momento, de las circunstancias, de las vicisitudes. Rosalía, también. Pero, al menos, Rosalía continuó intentándolo.
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